En el barrio de Belem, a la orilla del Tajo, en 1960 se inauguró el Monumento a los Descubrimientos, cerca del lugar de donde zarpaban los navíos que viajaban a América. Era la celebración del quinto centenario de la muerte del Infante D.Henrique, el mayor impulsor de estos viajes que dieron pie al imperio portugués.
El monumento, de más de 50 metros de altura, está diseñado para asemejarse a una carabela con el escudo de Portugal visible en los lados y la espada de la Casa Real de Avis sobre la propia entrada.
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